Cuando la tarde desdeñosa
nos deja la urgencia del apremio
y el milagro de luz que la secundaevita la amenaza de rompernos.
Cuando la tarde va por el pasillo
como un perro enjauladobuscando la correa para que su amo
pueda sacarlo de paseo.
Cuando la tarde
se cuelga desde un puente con sus mejores galas
y en la puesta de sol, a la caída,
nos devuelve la secuencia que faltaba.
Cuando la tarde, al fin,
irrumpe en el cobijo de su ocaso
y a pesar de la bruma nos rescata.