Hay sueños desvaídos
que se lleva de golpe la memoria
como pompas de jabón antes
de que podamos atraparlas.
Otros nos sobrecogen en medio de la noche
hasta que acude puntualmente
la mañana y nos rescata.
Pero a veces algunos son tan nítidos
que se quedan pegados
a la almohada
a la almohada
y atraviesan esquinas y rincones
dejándonos un resquicio de luz,
un reguero de plata,
un río con su curso accidentado,
un hilo condductor del que tiramos.
Tal vez son espejismos, claves
que nos delatan, faros
que nos alumbran y recuerdan
de qué puerto partimos
y a qué lugar llegamos.
Sueños como largos abrazos
como piezas del puzle
que inesperadamente nos encajan.
7 comentarios:
Qué bonita, Nines, esta ventana al subconsciente, este atisbo a los pensamientos con los que nuestra mente está ocupada cuando se le permite correr libremente… Me ha gustado el ritmo, las imágenes, los matices… esa estrofa final que encaja a la perfección.
Enhorabuena, cuántas ganas tenía de leerte… Gracias por regresar y compartir.
Besos y muchos abrazos.
Por fin vuelves, Nines,y lo haces a lo grande. Con un certero análisis del subconsciente y con una ventana abierta a la esperanza.
Me alegra mucho tu vuelta. Un beso fuerte.
Es magnífico, Nines. Me llena de emoción cada frase.
Miles de besos.
Me alegra volver a leerte
con este gran poema.
Besos
Cierto, esos son los que se quedan pegados a la almohada. Afortunadamente, la sociedad de consumo inventó los detergentes con lejía antisueños. También los puzles imposibles, y los llamó muebles de Ikea.
Abrazos, sí nos quedan, de momento. Aquí va el mío. Nos vemos.
Un abrazo muy fuerte en tu potente reestreno. un beso
¡Precioso, Nines! Y tan certero...
Un beso, Nines.
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