Aunque
bien sabía
que
es la esperanza la que engendra el miedo
(Angel
González)
Yo sé del pulso inevitable
que aún ignorándolo
te arrastra de nuevo a un mismo
cauce.
Sé cuando el río se desborda
como un tornado en la tormenta
hasta que el eco
de piedra que se extingue
aleja el temblor de la mañana.
Y sé que, a pesar del remanso
que sigue a la vorágine,
el curso que te lleva
te conduce, inexorable, hacia
el mismo lugar donde
se entierra la conciencia.
9 comentarios:
Gran poema, Nines, pero a veces hay que intentar cambiar el cauce hacia donde queremos que vaya.
Besos grandes.
Descubro este blog y me maravillo.
Una preciosidad, Nines.
Muchos besos
Con esa sensibilidadn que tienes cómo no vas a saber...
Sencillamente precioso.
Un abrazo
Felicidades Nines. Expresar lo que sucede es lo que nos salva, porque no siempre lo que nos duele logramos hacerlo desaparecer, solo apalabrarlo, que no es poca cosa.
un beso.
A veces no podemos evitar el cauce, pero si el modo de afrontarlo. Extraordinario poema, Nines, con esa estrofa final que me ha dejado fascinada. Enhorabuena.
Besos y abrazos.
Últimamente se desvían los cauces de los ríos con frecuencia. Debe ser la agricultura, o la estupidez, intensiva.
En todo caso, tener conciencia, aunque sea enterrada, es todo un lujo. Como leerte.
Abrazos, siempre
Cierto, que con los años sabemos demasiado. Quizá por eso, es el momento de cerrar los ojos y dejarnos sorprender, o de otro modo, corremos el riesgo de quedar enterrados antes de morir.
Mil besos Nines y como siempre un placer leerte.
Es duro ser río
que salva escollos.
¿Que nos queda más
que seguir su cauce?
Un gran poema Nines.
Mil besos
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