Aunque
bien sabía
que
es la esperanza la que engendra el miedo
(Angel
González)
Yo sé del pulso inevitable
que aún ignorándolo
te arrastra de nuevo a un mismo
cauce.
Sé cuando el río se desborda
como un tornado en la tormenta
hasta que el eco
de piedra que se extingue
aleja el temblor de la mañana.
Y sé que, a pesar del remanso
que sigue a la vorágine,
el curso que te lleva
te conduce, inexorable, hacia
el mismo lugar donde
se entierra la conciencia.