Platero es
pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón,
que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual
dos escarabajos de cristal negro
(J.R.Jiménez)
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(A Manuel Alexandre)
La
certeza era oscura
igual que los ojos azabache de Plateroy tu voz se quebraba al recordarlos
como dos escarabajos negros.
Desde la ventana del Sanatorio
del Rosario de la doscientos diez
el
malva de las flores del jardínanunciaba inequívoco un luto
anticipado aquellos días.
Eras un viejo niño que inconsciente volvía
a sentarse en la acera del rastro
ahuyentado la tristeza y el miedo
con un palo en las manos
que trazaba figuras en el suelo.
Y así, desde tan lejos,
volviste alguna vez a sonreírnos
pero ya para entonces sin regreso.
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